Pastel de zanahoria
Una quiere pensar que al cumplir años se hace más sabia.
Pero en realidad lo de la edad solo lo estoy notando por eso de que los despistes van de mal en peor.
Vale que mucha cabeza ya no había, es un fallo de fábrica, pero si a una cosa le sumas la otra… Pues eso.
De todos modos, sea como sea siempre es bueno tener una excusa para celebrar.
Y, claro, nuestra idiosincrasia popular relaciona de forma directa cualquier celebración con excesos gastronómicos.
Así que a pesar de irnos a comer de restaurante (y por supuesto sin perdonar el postre) para la merendola teníamos más dulces.
Porque la tarta de cumpleaños es in-dis-pen-sa-ble.
Como soy de lo más chocolatera los últimos años opté por una tarta Sacher, pero la verdad es que comiendo fuera de casa el cuerpo pedía algo un poco más ligero.
Así que decidí probar a hacer una tarta de zanahoria.
Clásico a más no poder, pero aparentemente sencillo y con pocas posibilidades de convertirse en un desastre de última hora.
Hay una inifidad de recetas, en algunas de hecho le llaman tarta y en otras pastel (a mí me ha parecido más apropiado este nombre), así que tiré por lo seguro y me decanté por una receta de Directo al Paladar, que modifiqué ligeramente para reducir la cantidad de cobertura en particular y la proporción de azúcar en general.
Ingredientes
- 4 huevos
- 180g de azúcar moreno
- 150ml de aceite (de sabor suave)
- 350g de harina
- 15g de levadura química (1 sobre)
- 200g de zanahoria
- ralladura de naranja (opcional)
- 200g de queso crema
- 100g de nata
- 25g de azúcar blanco
- 1 cucharadita aroma de vainilla (opcional)
Preparación
Precalentamos el horno a 180ºC.
Batimos los huevos con el azúcar moreno hasta que tenga una consistencia espumosa.
Añadimos el aceite y seguimos batiendo.
En otro recipiente mezclamos la harina y la levadura química.
Ahora que vivo en zona de bastante humedad tamizo siempre la harina, incluso la integral, aunque en este caso luego agrego también el salvado que no ha pasado por el tamiz. Pero me sirve para eliminar posibles grumos.
Pelamos o lavamos las zanahorias. Luego las rallamos bastante finas.
Rallamos también la piel de una naranja bien limpia, si lo deseamos.
Y mezclamos todo, así de sencillo.
Vertemos en un molde apropiado (encamisado o con papel de hornear si fuese necesario) y al horno durante 35 minutos.
Mientras enfría sobre una rejilla podemos preparar la cobertura.
Por un lado montamos la nata con el azúcar blanco, y un poquito de aroma de vainilla si lo deseamos.
Por otro lado batimos el queso crema con un tenedor o barillas hasta que quede cremoso.
Mezclamos bien, batiendo todo junto para asegurarnos de que queda homogéneo, y cubrimos nuestro pastel ya frío tanto por arriba como por los lados.
Guardamos refrigerado hasta el momento de servir.