Calabacín gratinado con boloñesa
Hay semanas más fáciles y semanas más complicadas.
Sobre todo porque cuando el trabajo se acumula y tenemos menos tiempo, la logística doméstica se hace más y más cuesta arriba.
¡Parece que las tareas se amontonan y no se acaban nunca!
Por eso para mí el congelador es un gran aliado.
Siempre tengo raciones de algún plato preparado, que basta descongelar para tener una comida lista.
O platos a los que solo les falta el último paso: Albóndigas o hamburguesas listas para freír, guisos a los que en realidad solo les falta echarlos a la cazuela y darles tiempo, masa para pizza…
Una de las preparaciones que nunca falta en mi fondo de congelador es la salsa boloñesa. ¡Me vale para mil cosas!
Siempre preparo mucha cantidad para congelar en porciones.
Luego la empleo para hacer lasaña, para acompañar pasta… o para lo que se me ocurra.
En esta ocasión he aprovechado para rellenar un calabacín.
Un plato que se prepara en unos pocos minutos y soluciona una comida con cero complicaciones.
Que bastante complicados son los días como para liarme la manta a la cabeza en la cocina.
Pero esto tiene un lado bueno:
Ahora mismo el congelador está en fase de liquidación.
El tener temporadas en las que elimino todo o casi todo lo congelado facilita la tarea de limpieza, lo cual ya es algo bueno en si mismo.
No tengo el problema de que se me quede comida olvidadas en el congelador gracias a que utilizo un inventario, pero para aquellos que son un poco menos metódicos (o menos maniáticos, según se quiera mirar, jeje) me imagino que será una solución la mar de apañada.
Pero ahora mismo es que mi congelador está empezando a pedir la jubilación y me viene de perlas el liquidar existencias para poder reemplazarlo sin complicaciones.
Es que solo le veo ventajas.
Y después, poco a poco, volveré a llenarlo de mis socorridos platos de siempre que me solucionan una semana o dos de esas en las que no hay tiempo ni ganas para meterse en la cocina.
Ingredientes
- un calabacín
- salsa boloñesa
- queso rallado
Preparación
La salsa boloñesa es la única parte de este plato que lleva algo de tiempo, así que deberíamos tenerla lista con antelación.
En mi caso, descongelándose en el frigorífico desde el día anterior.
Precalentamos el horno a 180º.
Lavamos el calabacín, pues lo vamos a consumir con piel.
Lo cortamos longitudinalmente a la mitad, y con un cuchillo marcamos líneas en su carne (sin llegar a la piel nunca) haciendo una especie de rejilla. Esto a mí me facilita el vaciado, cosa que hago con una cuchara.
Rellenamos con la salsa boloñesa y cubrimos con queso.
El queso puede ser de cualquier tipo que funda bien, yo en esta ocasión he utilizado cheddar porque lo tenía en casa. Podemos rallarlo o cortarlo en trozos finos, lo que sea más cómodo (dependiendo del tipo de queso).
Horneamos hasta que el calabacín empiece a estar tierno, unos 30 minutos y si lo deseamos lo ponemos al grill para que se dore el queso.
Servimos inmediatamente.
PD: Fijaos que no he reaprovechado la carne del calabacín, porque eso me llevaría más tiempo.
La cociné en una sartén para aprovecharla para otro plato. Lo mismo vale de guarnición sencilla, que para un flan de verduras, o para añadir a una crema, o para hacer con arroz pilaf, o realmente para lo que se nos ocurra.
Pero aquí la velocidad era clave.