Calabacín a la plancha en aceite (para su conservación)
Después de que nos dieran un sustito, y corre para acá, corre para allá para hacer la mochilacon lo básico y salir pitando, pasamos unos días «relajados» de acompañantes de hospital.
Al final, alivio y vuelta a la rutina. Que se hace rara, ahora tenemos que adaptarnos de nuevo a ella.
Pero lo importante es que las cosas vuelvan a estar bien ^-^
Cóidatenos moito, Vitoria!
Como ni ganas había de pasar el rato en internet, el blog quedó en modo pausa hasta hoy, que aprovecho para publicar esta receta de conserva que ya hice hace un par de semanas.
En el huerto de mi madre salieron este año un par de calabacines de tamaño gigante, de los que algún trocito se utilizó para hacer flan de zanahoria y calabacín y otro poco fue en el risotto de calabacín, pero ante el riesgo de acabar aborreciéndolos tocó tirar de libro de conservas y buscar una salida que fuese bastante duradera.
Ahora que ya están listos, cocinaditos y conservados en distintos botes, basta sacar una rodajita cuando haga falta.
El calabacín así preparado tiene un curioso regusto a limón, por lo que recomiendan usarlo de aperitivo con hierbas frescas, aunque nosotros lo hemos usado como parte de un acompañamiento de un plato y diría que una ensalada templada también puede quedar la mar de curioso.
Ingredientes
- 450g calabacín
- 2 limones
- sal, pimienta
- aceite oliva virgen extra
Preparación
Lavamos y secamos nuestros calabacines, ya que los vamos a utilizar con piel.
Si son pequeños, podemos optar por cortarlos en tiras, pero si son muy granes como los que he utilizado yo resulta más cómodo cortarlos en rodajitas.
En cualquier caso, procuraremos que sean más bien finas.
Molemos pimienta al gusto y la añadimos a un bol grande con una pizca de sal y aproximadamente tres cucharadas soperas de aceite.
Añadimos el calabacín, mezclando todo con las manos hasta que esté bien impregnado.
Calentamos la plancha y asamos el calabacín por ambos lados hasta que se dore, unos 2-3 minutos cada tanda dependiendo del grosor (o ese tiempo por cada lado si nuestra plancha no se cierra).
Si disponemos de barbacoa, también podemos optar por asarlo lentamente sobre las brasas.
Durante el cocinado de la primera tanda, aprovechamos para exprimir nuestros limones y verter el zumo en un recipiente amplio.
Según el calabacín esté listo, lo vamos introduciendo en este zumo, mezclando bien.
Cuando hayamos terminado el proceso y el calabacín haya enfriado en el zumo, lo vamos escurriendo y colocándolo en un tarro esterilizado.
Añadimos aceite de oliva hasta cubrirlo por completo, y presionamos ligeramente en varios puntos hasta asegurarnos de haber eliminado las bolsas de aire que podrían estropear nuestro producto.
Sellamos, etiquetamos y guardamos en el frigorífico.
Una vez abierto, consumimos antes de un mes, asegurándonos de que siempre estén cubiertos de aceite.
El zumo de limón restante tras escurrir el calabacín lo podemos utilizar como un aliño diferente.
Como yo tenía mucha cantidad, opté por congelarlo en cubitos para utilizar según me convenga.
Fuente | El libro de las conservas | Lynda Brown | Blume
oohh que ricos!! me encanta, y la idea de congelar lo que sobre de caldo también muy bien.
un besoteeeeeeeeeeeee
Una idea fantastica! como todo lo que estoy viendo por tu blog, desde ahora me quedo por aqui, bicos
Como me vou atopando cada día mellor, xa volvín ao seguimento do teu blog e atopo eses bos desexos para min. Grazas. Magnífica a idea do calabacín; teño un enooorme na casa, así que a ver se chego a tempo de aproveitalo.
Vitoria